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Fuerteventura

Fuerteventura y el arte de dejarse llevar

Las montañas cosidas de Fuerteventura impresionan desde la primera vez que el visitante se las queda mirando al transitar por las carreteras de la isla de una playa a otra, de un núcleo urbano a otro, de un pensamiento a otro y de un latido del corazón a otro. Finalmente, queda atrapado por la fuerza de su desnudez, que lo conducen hacia ese otro mundo que se llama vacaciones. La preciosidad inesperada, como llamó a este sentimiento el escritor Miguel de Unamuno al vivir en ella de 1924 a 1936, roba una sonrisa al que la está mirando, como hace la verdadera belleza. Por eso establecer una lista de las mejores cosas que hacer en la más oriental de las Islas Canarias tiene poco sentido, de modo que lo más aconsejable es dejarse sorprender por un territorio antiguo, erosionado, arrebatado pero tan vivo que ve cada año ascender su población como lugar de residencia para habitantes de todo el mundo. Ellos responden a la llamada de una jornada laboral que puede terminar sobre la arena blanca, casi plateada, con un baño de mar resucitador gracias a su clima templado y cálido, alejados del mundo pero unidos a él con lo mejor que se le puede ofrecer: serenidad.

Fuerteventura acoge cada mes de noviembre el Womad. El Festival del Mundo, un evento multicultural que en esta edición de 2016 ha reunido a más de  35.000 personas en la playa de Gran Tarajal, Tuineje. El espectáculo, que pretende dar a conocer y unir a todas las nacionalidades a través de la música, es uno de los seis que se celebran en todo el planeta; por lo que se trata de un evento que atrae a miles de visitantes, que se mezclan con los majoreros bailando sobre la arena gracias a los ritmos étnicos que suenan durante todo el fin de semana.

Se trata de una isla declarada Reserva de la Biosfera y Reserva Starlight para todo el territorio insular. Además, posee una extensa superficie protegida donde descubrir monumentos y parques naturales con una gran variedad de plantas y fauna autóctona de gran valor. De hecho, está reconocida por la Unión Geológica Internacional como uno de los 150 lugares de mayor interés en este campo. Esto es que se puede disfrutar de un baño en playas fosilizadas de hace cinco millones de años, formadas por millones de fragmentos de organismos marinos que llegaron a la costa desde los fondos oceánicos gracias al arrastre de la corriente. Así se formaron las dunas de Corralejo y Jandía, por ejemplo, de ahí su color, casi blanco y su textura fina, prácticamente un tesoro al alcance de la piel.

Además, Fuerteventura posee también una larga historia vulcanológica, la que le ha dado el aspecto dado que se trata de una isla de origen volcánico, como el resto de las del archipiélago, con la particularidad de ser esta la más antigua de todas. De ahí sus montañas cosidas, erosionadas por el viento, muchas de las cuales se han convertido en kilómetros y kilómetros de playas de arena virgen. Por ellas, además de un paraíso para los amantes del sol, la isla es conocida como el lugar ideal para la práctica de deportes náuticos y de ocio activo en las costas. De hecho, se celebran pruebas del campeonato mundial de Kitesurfing y Windsurfing  en Jandía y este 2016 el cabildo insular ha impulsado el I Fuerteventura Surf Festival en el municipio de La Oliva.

Raro es que tras la práctica de estas actividades náuticas no se despierte el apetito y que el estómago del visitante no se sienta atraído por su gastronomía, que combina la tradición del queso mejorero, conocido y premiado en todo el mundo, con el de los platos preparados con su peculiar aceite y acompañados de un buen vino con denominación de origen de Fuerteventura. Precisamente para paladares finos, esta última edición de la feria insular del libro de la isla unió el placer de la lectura con el de la comida.

Así es que de norte a sur y de este a oeste, Fuerteventura permite al visitante dejarse llevar por sus paisajes y su ritmo suave, de costa a costa y de núcleo urbano o natural, ya que posee una extensa red de alojamientos rurales para aquellos que deseen conocer de cerca el campo majorero. Así pues, en esta isla se puede aprender a dejarse llevar por la preciosidad inesperada, algo muy útil en todas las facetas de la vida porque ayuda, precisamente, a sonreír ante los retos que esta plantea.

 

 

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La Palma Restaurantes

El Duende del Fuego, todo un referente en lo que a cocina se refiere en la isla de La Palma

Situado en Los Llanos de Aridane, El Duende del Fuego se ha convertido en su corta trayectoria de vida en todo un referente en lo que a cocina se refiere en la isla de La Palma. Es de los pocos gastro-bares que existen en la isla, un concepto novedoso que aúna la alta cocina con lo que a todos los comensales nos asusta, el bolsillo.

Y es que degustar cocina y productos de primerísima calidad ya no está reñido con el aspecto económico “el concept de gastro bar, cuenta Pedro Hernández del Castillo alma mater del Duende surge a raíz de la crisis económica. Muchos restaurantes de prestigio se vieron en la disyuntiva de cerrar o reconvertirse, y esta idea, la de ofrecer cocina de calidad a precios asequibles a una mayoría más amplia de público ha sido la salvación de muchos y por lo que yo, personalmente, he apostado en la isla”.

Extrovertido, amable en el trato, e inquieto en la búsqueda de nuevos sabores con los que sorprender a su clientela, Pedro Hernández propietario del Duende se ha decantado por un concepto de cocina antigua adaptada a los tiempos modernos. No se trata de poner en la mesa platos con nombres desmesuradamente largos, es como el propio chef nos indica retornar a una cocina de ámbito tradicional basada en los productos más cotidianos pero elaborados de una forma más artesanal; y es entonces cuando el bonito escabechado, el arroz con vino tinto , o, el osobuco nos retrotraen a los sabores de la antigua Roma o el Renacimiento en un formato de tapas con las que compartimos comida, momentos y por qué no sentimientos “se trata explica Pedro de volver a saborear la comida como lo hacían nuestros tatarabuelos hace ya muchos años o toda una civilización; en nuestro menú hay mucho de investigación y algo, que como en la cocina de hace tantos años no había es decir, no utilizamos ni gluten, ni lactosa, solo productos ecológicos”.

Y es precisamente ese aspecto el que ha conseguido fidelizar a una buena clientela que redescubre y se reencuentra con los sabores de siempre. Esa explosión de sensaciones tiene su origen en la buena selección de los productos; toda la verdura que utiliza el Duende se cultiva en la isla y a la vista del público“siempre aposté por el producto ecológico; al principio, era difícil encontrarlo y tenía que adaptar mi carta a la verdura del momento; ahora los agricultores ha comenzado a reconvertirse y ven en la producción ecológica el futuro porque cada vez son más los clientes que piden este producto libre de venenos”.

Para redescubrir los sabores, el chef nos encomienda una lectura de su menú donde tapas como el osobuco o el “Matahuevos” tienen una historia que contar y degustar “en nuestra carta todo tiene un por qué; el osobuco ha sido uno de los platos más difíciles para mí porque lleva una cocción muy compleja y hasta el modo de trocearlo influye; lo del “Matahuevos” , sonríe, y continúa, durante varios años trabajé en un restaurante dentro de un complejo en Andorra y el dueño quería unos huevos fritos al estilo de Lucio, y claro tantos años con los huevos fritos los incluí también en la carta pero con una particularidad, el chorizo lo elaboro yo mismo y no tiene grasa”

El Duende sorprende por el alto compromiso por la comida y unos hábitos saludables. Los postres de su carta no llevan lactosa pero tampoco azúcar “nos dimos cuenta que un 75% de nuestra clientela son mujeres a las que siempre preocupa la cantidad de grasa o de azúcar que lleven los alimentos. Aquí tanto eso no ocurre, nuestros postres son aptos para diabéticos o para personas que estén a dieta”.

Se trata de una cocina sana que busca ante todo que los comensales compartamos un momento de tranquilidad y sabor.

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Blog La Palma

10 experiencias para empezar (bien) el año en La Palma

Estamos acabando un año y vamos a empezar otro. Es importante tener una buena entrada en el año nuevo y hay una receta ideal para ello (además de las uvas de la suerte): venir a La Palma a darle la bienvenida al 2017.
Te proponemos experiencias para que esa entrada sea buena pero no tú solo, sino también con tu pareja, tus amigos o familia. Experiencias que te permitirán conectar con la naturaleza. ¿Qué mejor energía que la que esta te transmite para empezar un nuevo año? Y, por supuesto, no dudes en contactar con empresas de la isla que se encargan de ellas, porque son los que mejor saben qué hacer y dónde.

Recorrer senderos
Más de 1000 kilómetros de senderos de todo tipo que te llevan a rincones tan hermosos como sorprendentes. Unos por áreas de frondosa vegetación; otros bajo altos pinos o costas acantiladas, volcanes o, incluso, por el techo de la isla.

Hacer una excursión en barco
Desde el Puerto de Tazacorte salen pequeñas embarcaciones que te llevan a lo largo de la costa de Tijarafe y Tazacorte para que descubras todo su esplendor y belleza que se verá coronado con la visión de peces voladores o delfines

Mirar las estrellas
Algo que parece tan simple pero que, te lo aseguramos, es una gran experiencia. Aléjate de las zonas más iluminadas, eleva la vista al cielo y disfruta de lo que la oscuridad de la noche te ofrece, simplemente.

Pasear en piragua
Algunas veces se pasea en barco, otras en coche…pero, incluso, en piragua. Empieza el año con la energía del viento, del sol y del océano Atlántico y sus efectos beneficiosos. Ni las uvas de la suerte harán que tus deseos realmente se cumplan tanto como este paseo.

Entrar en un tubo volcánico
Si el mundo en superficie en La Palma es espectacular, ni te imaginas lo que te espera en sus entrañas. ¿Has entrado alguna vez en un tubo volcánico? ¿No? Pues eso sí es una experiencia subterránea fascinante.

Hacer bonitas rutas en bici, quad o buggies y disfrutarlas
Súbete sobre dos ruedas y disfruta de la naturaleza de La Palma. Entra en contacto con ella y elige entre las diversas opciones que tienes.
Si lo tuyo son los quads o buggies…disfruta de la naturaleza de La Palma sobre ellos y entra en contacto con lo que te ofrecen a su paso.

Pasear entre tirolinas y otras atracciones o visitar fincas ecológicas
Otra opción (por cierto, apta para toda la familia) sería la de divertirse entre tirolinas y otras atracciones en un parque multiaventura o saber más sobre la producción y el cultivo del plátano en la isla, de la mano de un experto en una finca ecológica. Abrimos tu mente a la sabiduría

Admirar el mundo bajo el mar
Bajo el mar…sumérgete. Un mundo de veriles, cuevas y una fauna fascinante y variada te esperan para sorprenderte. Los Cancajos, Malpique…son algunos de los santuarios del buceo en La Palma pero hay muchos más.

A surcar los cielos
Siente la libertad de volar, como si un ave fueras. Admira la isla desde arriba y, a vista de pájaro, elige ese lugar al que luego irás en coche o a pie. Todo un privilegio empezar el año así: en el aire.

Entrenarse al aire libre….
¿Eres un aficionado del running o de la bici de montaña? Pues ven a La Palma, el lugar en el que puedes entrenarte todo el año como si de un auténtico “campo de entrenamiento” al aire libre se tratase. ¡Vaammosss!.

www.visitlapalma.es

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Blog El Hierro

Si vas a El Hierro, no puedes dejar de visitar estas 10 maravillas, entre otras.

El Hierro, la más pequeña y joven de las Canarias; un paraíso por descubrir, un lugar para perderse y, al mismo tiempo, encontrarse.

Viajar a la isla del Meridiano, es sinónimo de aventura, de magia, de poder disfrutar de las posibilidades que brinda el que fue punto más occidental del mundo conocido en la antigüedad.

Por este motivo y por muchos más, queremos recomendarte diez lugares fascinantes que respiran belleza por sí solos, haciendo que tu viaje a El Hierro sea lo más completo y mágico que puedas imaginar y que te resulte difícil de olvidar.

  1. Los extensos Lajiales.

Cerca del pueblo costero de la Restinga puedes encontrar uno de los lugares más llamativos y vistosos de la isla que recuerda al turista que en el Meridiano vivimos rodeados de volcanes. La solidez del paisaje volcánico del malpaís es el reflejo de la belleza de los Lajiales del Meridiano, con formas caprichosas y extraordinarias, como si de un paisaje espacial se tratase, permite que el observador disfrute de tan espectacular rincón.

La vía que transita por el extremo sur del Meridiano hace posible que puedas sentir la sensación de volar, de gozar de la emocionante caída del terreno hacia el Mar de Las Calmas. En una de estas faldas de El Hierro, los bimbaches, antiguos pobladores, dejaron múltiples grabados rupestres distribuidos por las coladas volcánicas de las laderas de El Julan, siendo una de las zonas arqueológicas más amplias y de más valor de toda Canarias.

  1. El Sabinar.

Un lugar en el que los vientos alisios y las sabinas se encuentran desde hace décadas, haciendo de este rincón uno de los más particulares de la isla. El ansia constante con la que soplan los vientos alisios ha dibujado una de las siluetas más reconocidas por los que visitan la isla, con formas difíciles de creer que han adoptado estos preciosos y milenarios árboles. Es una lucha constante, pero preciosa, entre alisios y sabinas de hasta ocho metros de altura, de la que el viento sale victorioso. Sin duda, el momento perfecto para quedarse pasmado ante el espectáculo que ofrece la madre naturaleza.

  1. Ermita de la Virgen de Los Reyes.

En la Dehesa se encuentra uno de los lugares más simbólicos para los herreños y para los turistas que la visitan, la Ermita de la Virgen de Los Reyes. Su construcción data del año 1577, se trata del lugar de reunión, por excelencia, de todos los peregrinos que van a visitar a la patrona de la isla, la Virgen de Los Reyes, figura importante en tiempos pasados y por la que cada cuatro años se celebra la fiesta más importante, emocionante y maravillosa de la isla, la Bajada de La Virgen de Los Reyes.

  1. Mirador de La Peña.

Son numerosos los miradores que posee la isla, pero el Mirador de La Peña es único, distinto, especial. Desde él puedes disfrutar de unas vistas que te dejarán alucinando. Es una joya de la arquitectura nacida gracias al canario César Manrique. Sus extraordinarios balcones harán que te sientas privilegiado por disfrutar de las vistas de todo el Valle de El Golfo, teniendo la sensación de flotar sobre el tan famoso “mar de nubes” que se forma bajo tus pies. Está construido de piedra volcánica y se sitúa a unos 700 metros sobre el nivel del mar, al borde de un imponente acantilado. Sin duda, otro lugar al que llevar la cámara de fotos colgada al cuello para retratar las impresionantes panorámicas que ofrece.

  1. Punta Grande.

Las Puntas es un pueblo que está situado en el extremo nordeste del Valle de El Golfo. En él se encuentra el Hotel Punta Grande, el más pequeño del mundo con sólo cuatro habitaciones. Es maravilloso que en la isla más pequeña de Canarias se encuentre el hotel más diminuto, otro aspecto alucinante que hace única a la isla del Meridiano.

Si decides alojarte en él, podrás disfrutar del sonido de las olas al chocar con el litoral herreño, de unas vistas espectaculares de otro de los símbolos de la isla, los Roques de Salmor, tesoro natural que sirve de refugio para las aves marinas y para el Lagarto Gigante de El Hierro.

  1. El Garoé.

El Garoé o, para algunos, Árbol Santo, es un ejemplo de la lucha que los bimbaches mantuvieron para tener agua de manera constante. De sus mágicas hojas brotaba el agua condensada de las nubes y se guardaba en las numerosas albercas donde hombres y animales saciaban su sed. Según cuentan diferentes historias y leyendas, el agua que manaba del árbol sagrado para los aborígenes, era la única manera de abastecimiento que existía, pues no había ningún otro sistema de agua potable en la isla.

En el año 1610, las hojas del auténtico Garoé manaron agua por última vez, síntoma de tristeza al ser arrancado por un huracán del suelo que le dio la vida. Hoy en día hay plantado un laurel en honor al original y a la capacidad de los herreños de aprovechar los pocos recursos que ofrecía la isla del Meridiano.

  1. El Charco Azul, una piscina natural de aguas cristalinas.

Uno de los lugares más naturales para disfrutar del baño en la isla se encuentra en una pequeña cueva de apenas 10 metros de largo, en el Valle de El Golfo. Esta piscina natural de agua salada y cristalina está al abrigo del mar y tiene un techo totalmente natural, nada menos que un impresionante arco de roca volcánica. Un rincón escondido del que te puedes llevar una grata sorpresa.

Para zambullirse en sus aguas hay que bajar una escalera serpenteante pegada al acantilado que la esconde. Sin duda, una pequeña aventura sin peligro que merece la pena disfrutar.

  1. Roque de la Bonanza.

En medio del mar, en el Espacio Natural de Las Playas, situado en el municipio de Valverde, puedes encontrarte con el gran y maravilloso Roque de La Bonanza, símbolo natural de la isla. Se encuentra bajo un gigantesco e imponente acantilado de más de 1.000 metros de caída vertical. Este majestuoso roque surge de las profundidades marinas, mostrándonos su singular aspecto. Además, si decides bucear a su alrededor, descubrirás una maravillosa y variada flora y fauna marina.

  1. Camino de Jinama

Jinama es un sendero que se utilizaba antaño como vía de comunicación entre El Golfo y los pueblos de San Andrés e Isora, para ir a las fincas o para trasladar el ganado. La mayoría del camino está empedrado e impecablemente conservado, rodeado de increíble Laurisilva y música natural que ponen las diferentes aves que, a lo largo del sendero, hacen las delicias del que lo camina.

  1. Faro de Orchilla, el fin del mundo antiguo.

Última parada obligatoria de nuestra visita a la isla más occidental de España y al punto que fue considerado como el fin del mundo conocido antes del descubrimiento de América. La sensación de estar en el fin del mundo cuando estás allí es real y es que el descomunal océano Atlántico y el paisaje característico de la zona lo hacen posible.

Desde este punto podrás observar la puerta hacia el Mar de Las Calmas, una puerta invisible que separa el mar picado de esta balsa cristalina y en calma, impidiendo la entrada de los vientos alisios y resguardándolo de las frías corrientes marinas del Atlántico.

La magia que diferencia este lugar de los anteriores y que hace que seas un privilegiado, es que puedes contemplar la increíble y bella puesta de sol más tardía de todo el país.

En un pequeño gran tesoro como El Hierro, con tantos lugares maravillosos y espectaculares, resulta difícil seleccionar diez rincones para que no falten en tu viaje a El Hierro. Por ello, creemos que mejor que contártelo es que vayas, disfrutes de todos y cada uno de sus espacios, de su belleza, de su gente, pero ten cuidado ¡QUÉ ENAMORA!

Fotos cedidas por Gonzalo Díaz Fleitas y Chechu.