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Los Llanos de Aridane, milagro de progreso entre modernidad y tradición

En el fértil Valle de Aridane se encuentra el municipio más poblado de la isla de La Palma. Su temperatura anual oscila entre los apetecibles 16 y 28 grados centígrados, y destaca por sus plantaciones plataneras, que figuran entre las principales del Archipiélago canario. El aprovechamiento del agua de la Caldera de Taburiente fue el inicio de su prosperidad hasta experimentar en los últimos años un crecimiento tan espectacular que lo consolida como el actual motor económico de la Isla.

Es un lugar muy peculiar y de increíbles atributos protegidos por la Ley de Espacios Naturales. La naturaleza volcánica está presente en su paisaje, plagado de conos volcánicos y ríos de lava solidificados que desembocan en el inmenso Océano Atlántico. Es allí donde descubrimos costas de ensueño con majestuosos acantilados que abrigan playas de arena negra de extraordinaria belleza, con aguas limpias y un azul penetrante.

La localidad costera de Puerto de Naos es uno de los centros turísticos más importantes de la Isla. Está considerada la mejor playa del poniente palmero, por sus servicios y estampas cristalinas ideales para buceo. Junto al mar, no defrauda las expectativas de los paladares más exigentes ávidos de pescadito fresco. Tampoco faltan los restaurantes y quioscos especializados en carnes para completar su oferta gastronómica a gusto de todos los visitantes. Aquí se celebran numerosas competiciones de parapente, entre las que destaca el Desafío de Isla de La Palma.

En pleno verano, en el mes de julio, Puerto de Naos se suma a la tradición de muchas localidades españolas que celebran la traída del agua por la prosperidad que supone contar con el preciado elemento. La Fiesta del Agua se ha convertido en uno de los eventos más importantes de La Palma y congrega a miles de personas en cada edición. El paseo de la playa se transforma, los chiringuitos y un gran escenario cobran todo el protagonismo. La cerveza y la música, con conciertos maratonianos para quienes disfrutan de bailar durante horas,  están garantizadas en estos días, en los que hay que mojarse, mojar a los demás y reírse con ganas.

Para fiesta singular, la Gran Polvacera en pleno centro de Los Llanos de Aridane, el día grande del Carnaval en el marco de las Fiestas de Invierno. Los arinadenses y una auténtica multitud de visitantes disfrazados toman las calles para disfrutar y formar parte de una espectacular explosión de colorido. Al ritmo de la música los asistentes se tiñen entre nubles blancas provocadas por los tradicionales polvos de talco, y a los que en recientes ediciones y para júbilo de todos se han incorporado los azules, amarillos, rojos, rosas, verdes, naranjas y violetas.

En Los Llanos de Aridane, durante el mes de Mayo, también se desarrolla un festival internacional de cine. El Festivalito de La Palma, cuya particularidad es que dentro de su celebración se hace cine. Los participantes se enfrentan al reto de idear, rodar y editar un cortometraje durante la semana del certamen en un ambiente familiar y de convivencia. A los rodajes se suman un amplio e interesantísimo abanico de actividades como son conciertos de música, pasacalles, talleres, charlas, clases magistrales, coloquios, exposiciones, galas… de los que hacen partícipes a todo el mundo. Cualquier escenario es válido para las producciones del Festivalito, cines, teatros, centros escolares, centros de la tercera edad, calles, plazas, playas y hasta volcanes.

En la Casa Museo del Vino-Las Manchas, una antigua vivienda rural ubicada en paraje de gran belleza, nos descubren los secretos mejor guardados de los vinos de la Isla Bonita, con la posibilidad única de degustar los mejores caldos de la Denominación de Origen La Palma. Vinos canarios, fáciles de beber, con características únicas, elaborados con uvas endémicas que ofrecen un producto cuya calidad no conoce fronteras.

En Los Llanos de Aridane encontramos un novedoso museo de pintura en la calle, pionero en Europa, que se puso en marcha coincidiendo con el centenario de la ciudad a principios de este milenio. El CEMFAC (La Ciudad en El Museo. Foro de Arte Contemporáneo), expone quince cuadros murales de hasta 140 metros cuadrados, colgados en las paredes ciegas de varios edificios de la zona urbana.

El pulso de Los Llanos de Aridane, que asiste a una auténtica expansión económica y cultural, late cobijado por sus sólidas casa solariegas, cuyos máximos exponentes los podemos encontrar en el Llano de Argual o de San Pedro, con cuatro soberbias edificaciones que datan del siglo XVI y XVII. Éste fue el lugar donde empezó todo, el esplendor económico de una época basada en la riqueza del agua, y desde donde hoy se asiste al milagro de convivencia entre tradición y modernidad que demuestra este próspero municipio palmero.

 

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Fuerteventura

Recorrido por La Oliva salvaje, divertida y monumental

La Oliva es uno de esos sitios a los que viajo ilusionada y deseosa de descubrir por lo que promete. Un lugar, sin temor a exagerar, perfecto y completo para disfrutar de un recorrido por su historia, su naturaleza salvaje, exquisita gastronomía y una increíble oferta deportiva y de ocio.

Más de veinte playas paradisiacas dibujan la costa de este municipio situado al norte de Fuerteventura. Finísima arena blanca y aguas transparentes pintan el litoral de intensos tonos turquesa en los que zambullirse, practicar surf, windsurf, buceo o pesca. Me recomiendan especialmente la playa de El Cotillo por su pintoresco pueblo marinero, orientado especialmente al turismo y famoso por el pescado fresco que capturan a diario los pescadores locales. Hacia el norte me sorprende un reconfortante paisaje, la playa de La Concha, protegida por un arrecife natural que abriga sus aguas para disfrute de los bañistas amantes de las aguas tranquilas.

Las dunas de Corralejo han sido declaradas nada menos Parque Natural por su importancia medioambiental. Hay que ir a verlas, son impresionantes. Su arena procede de conchas y moluscos pulverizados que cubren unos ocho kilómetros de sinuosa costa entre niveles que llegan hasta los cincuenta metros de altura. Me cuentan que en ellas se celebra el Medio Maratón Internacional de Dunas de Fuerteventura, y en noviembre el Festival Internacional de Cometas, beneficiado por los vientos alisios. Su exotismo propicia un plató natural, convirtiéndose en referente mundial para rodaje de películas y spot publicitarios, sobre todo en el kilómetro 21.

En frente se distingue la silueta de La Caldera, el volcán que formó la Isla de Lobos hace unos ocho mil años. También forma parte del Parque Natural de Las Dunas. Llego en barco en barco desde el puerto de Corralejo y observo que otros viajeros cruzan en su propia embarcación. Decido recorrer el islote en bicicleta. Está atravesado por senderos bien marcados y con indicaciones de los puntos de interés, aves y flora que no vemos de forma cotidiana, precisamente. Disfruto del paseo y descubro que el Islote es un lugar ideal para pasar un día de playa en sus preciosas calas brillantes. Sus fondos marinos son áreas de reserva submarina depositarias de una gran riqueza ecológica. Me resulta sorprendente que un lugar tan pequeño, de 4,5 kilómetros cuadrados, fuera tomado por los romanos para obtención de púrpura extraída de los moluscos. Los tejidos teñidos con este producto eran considerados objetos de lujo y distinción social en el Mundo Antiguo.

De regreso me entregan un folleto que despierta vivamente mi interés: «Rutas Teatralizadas para sumergirnos en la apasionante historia de La Oliva de la forma más auténtica, didáctica y amena«. Continúo leyendo: «Acompaña a Doña Sebastiana y Don Agustín en sus andanzas a través de los vestigios de los siglos XVIII y XIX: El Mueso de la Cilla, la Iglesia de La Candelaraia, La Casa de los Coroneles, el Centro de Arte Canario Casa Mané, y el Mercado de las Tradiciones, que serán los escenarios de este particular viaje en el tiempo«. Aquí pone que esta Ruta de los Coroneles se representa los martes y viernes, de 10,00 a 14,00 horas, desde la plaza de la iglesia, en español, inglés, francés y alemán.

Antes de ir, porque esto también hay que ir a verlo, me informo un poco. Los Coroneles de Milicias se convirtieron en auténticos señores territoriales durante los siglos XVIII y XIX. A su enorme poder se debe que el pueblo de La Oliva albergue estas singulares edificaciones. La Casa de la Cilla, antigua depositaria de los diezmos, alberga el Museo del Grano. La Iglesia de la Candelaria está declarada Bien de Interés Cultural (BIC). La Casa Mané acoge el Centro de Arte Canario que lleva su nombre, donde exponen artistas canarios contemporáneos. En la Casa del Coronel se ubica el Mercado de las Tradiciones; aquí se comercializan productos del sector primario y la artesanía de Fuerteventura. Por último, y la más conocida, la Casa de Los Coroneles; es el máximo exponente de la arquitectura civil de la Isla majorera. El conjunto está declarado Monumento Artístico Nacional y se destina a centro cultural. También alberga la exposición permanente que repasa el papel de los coroneles de milicias en Fuerteventura.

Tanto estímulo me despierta el apetito. Estoy en el sitio adecuado. En La Oliva existen más de cien restaurantes especializados en satisfacer los paladares más exigentes. Me pongo a buscar y encuentro ofertas de todo tipo, desde comida típica canaria hasta los platos más conocidos de la cocina internacional. En la costa los productos que se ofrecen parecen más ligeros que en el interior del municipio. Sus recetas te seducen con sabores naturales elaborados con productos de primera calidad. Productos bien conocidos en esta tierra, como son el queso de cabra y el pescado de anzuelo, también se adaptan a los nuevos tiempos convirtiéndose  en los elementos más sugestivos de recetas vanguardistas. Me reconforta encontrar también los tradicionales pucheros, los guisos de carne majorera y la carne de cochino hecha en fritura, junto con los ejemplares del mar que siempre han estado en nuestra mesa: meros, pulpo, morena, sargos, cabrilla o las deliciosas viejas.

No puedes venir a La Oliva dejar de visitar el Monumento Natural de La Montaña de Tindaya. Existe una ruta de poco más de dos kilómetros, con un recorrido de casi dos horas, de una dificultad calificada de mediana-baja. Para ascender hay que solicitar un permiso a la Consejería Medioambiente del Cabildo de Fuerteventura, aunque según me dicen el trámite también puede realizarse en la Tenencia de Alcaldía de Corralejo. Tindaya, con una altitud de más de 400 metros, tiene tres protecciones distintas: como espacio natural, zona arqueológica y por su valor geológico. Los podomorfos de Tindaya, inscripciones en piedra relacionada con la cultura bereber del norte de África, están declarados Bien de Interés Cultural (BIC).

A esta completa oferta de posibilidades para desarrollar nuestros sentidos, se suma que nos encontramos en el principal centro de vida nocturna de Fuerteventura. Corralejo presume  de un ocio nocturno más que apetecible con disco-bar, pubs británicos, discotecas, música en vivo y el refugio, que tanto se agradece, de los bares típicos.