Cuando hablamos de la playa de Cofete surgen en la conversación impresiones muy subjetivas, las interpretaciones dejan volar la imaginación y se desbordan. Esto es habitual en los entornos naturales con una imagen tan poderosa que un mínimo indicio fotográfico es suficiente para identificarlos y poder asignarles su apelativo.
El nombre de esta playa emblemática de Canarias marca una diferencia que, sin género de dudas, distingue entre millones de otros emplazamientos con características geográficas similares. Un arenal y el mar pueden combinarse de mil maneras posibles, solo unas pocas alcanzan una categoría que las hace únicas.
Esta privilegiada singularidad se da claramente en la playa de Cofete situada al sur de la isla de Fuerteventura hacia su vertiente más occidental. Forma parte del parque natural de Jandía que tiene una extensión aproximada de 140 km cuadrados. Este parque es el resultado de millones de años de evolución natural. Y este proceso geológico y biológico tiene un protagonismo absoluto hasta su realidad actual.
El océano alimenta en último término un gran número de endemismos botánicos y especies animales protegidas. La playa de Cofete ofrece 14 kilómetros para este diálogo entre los elementos más esenciales que hacen posible de la vida sobre la tierra.
Para llegar a la playa de Cofete hace falta poner en marcha la voluntad de conocimiento del posible visitante. Es decir, no podrá encontrar casualmente esa playa circulando por las vías de comunicación terrestre más transitadas.
Es necesario llegar al extremo sur de la isla en Morro Jable a la altura de su puerto deportivo para desde ese punto cruzar hacia el otro lado de la península de Jandía por una vía secundaria de trazado sinuoso y con pavimentación irregular. Es el último paso que se debe vencer la elevación del macizo montañoso de Jandía que une o separa la playa del resto del parque natural. La pequeña dificultad de acceso se ve recompensada con creces al ver por fin la otra vertiente marítima.
Lo primero que llama la atención es la amplitud de la playa. La vista se pierde entre una paleta de colores que recorren toda la gama propia los suelos de arena en el abundan materiales volcánicos. Pasamos de los tonos cálidos amarillentos propios de la arena hasta el gris azulado típico de las cenizas volcánicas.
En los 14 km de longitud por 50 metros de anchura media se produce un cadencioso encuentro entre el océano y la tierra firme surgida por la actividad volcánica. El ritmo de las olas invita con su profundo rumor al gozo de la contemplación atenta.
La vida de cientos de especies animales y vegetales se ha adaptado a este entorno minimalista en materiales pero rico en colores, formas y sobre todo espacios. Se ha intentado la introducción de la tortuga marina y es posible que se sume a las especies arraigadas en este parque natural.
Las fuertes corrientes que se producen en la zona desaconsejan en muchos casos el baño. Cofete es una playa para pasear y dejarse envolver en un entorno que parece surgir de los primeros momentos del planeta. El lugar ideal para una jornada de inspirado contacto con los elementos más esenciales de la vida.
Valores paisajísticos y ecológicos
La isla de Fuerteventura en su conjunto ha sido declarada reserva de la biosfera por la UNESCO. La incorporación de espacios naturales a un catálogo oficial en un organismo de carácter internacional supone un reconocimiento de méritos exclusivos que atesora.
Dentro del parque natural de Jandía se refuerza aún más si cabe este papel de reserva de la biosfera. El valor patrimonial como libro abierto para el estudio de las ciencias de la tierra y la compatibilidad con ser un destino turístico convirtiéndose de esa forma en un recurso territorial.
Desde el Roque del Moro hasta el islote de las Siete Viudas hay perfil muy uniforme de línea de cosa. Los grandes arenales y la pequeña cordillera de montañas que majestuosamente los flanquean. Allí la playa de Cofete espera a los enamorados de la naturaleza para regalar una visión nueva del mundo. La que quizás se necesita para desconectar del ritmo vertiginoso de nuestra forma actual de vida.
Para el visitante estas consideraciones culturales quedan eclipsadas por la magia del momento de sentirse un testigo de la naturaleza en sus estampas de magnificencia más lograda.
Un escenario propicio para la creatividad literaria y el cine
La isla de Fuerteventura en su conjunto ha entrado en los argumentos de un gran número de novelas. Más allá de las descripciones que ya hiciera en sus meses de destierro en la isla majorera podemos situarnos en tiempos más cercanos a la actualidad.
Podemos citar a tres escritores que se fijaron especialmente en Fuerteventura para trazar en su suelo tramas que van desde la ficción histórica al thriller psicológico. En todos los casos fueron superventas y en mayor o menor medida la playa de Cofete y en especial la casa o villa Winter.
Alberto Vázquez-Figueroa obtuvo uno de sus éxitos editoriales con una novela titulada Fuerteventura. El argumento se sitúa en la segunda guerra mundial cuando Fuerteventura figuraba como punto estratégico y avituallamiento para el control del tráfico marino en el Atlántico.
Vázquez-Figueroa hace un fresco trepidante de una época marcada por la lucha entre servicios secretos y la disputa abierta entre visitantes extranjeros, con sus historias personales, dentro de misiones de carácter bélico en tiempos de guerra. Cofete y la casa Winter aparecen así en muchas de las páginas de esta novela (Fuerteventura, 1999).
Lucía Etxebarría en su novela «El contenido del silencio» (2011) describe una historia que se inicia con una misteriosa desaparición que involucrará en la búsqueda a la familia. Seguirán los pasos de Cordelia para saber que ha sido de ella contemplando la posibilidad de un suicidio ritual en el marco del ambiente cerrado de una secta.
La segunda guerra mundial vuelve aparecer en estas páginas para situar antecedentes de esta historia. Lucia Etxebarria se sirve del escenario solemne, simple y misterioso que se abre en playas como la de Cofete y la villa Winter desde cuya torre parece ser testigo de muchas claves sobre misterios que llegan como olas desde el pasado turbulento de la segunda guerra mundial hasta un inquietante presente.
Por último Thomas Rydahl fue premiado como autor de la mejor novela danesa del 2015 con «El ermitaño». La aparición del cadáver de un bebé en una playa de Fuerteventura. No se trata explícitamente de Cofete pero en muchas de sus descripciones pueden encontrarse el efecto de ese paisaje tan particular en la psicología de los protagonistas.
Un misterioso taxista será la pieza clave para la resolución del caso. La peculiaridad de su psicología y el ambiente recreado de la costa de Fuerteventura forman en la novela de Rydahl una amalgama que ha hipnotizado a miles de lectores. La versión cinematográfica de la novela colará las imágenes de Cofete en millones de salas de cine y hogares.
Con estos precedentes no es extraño que los productores de nuevas secuelas o precuelas de La Guerra de las Galaxias se hayan detenido en Fuerteventura para los exteriores.
La playa de Cofete seguro que facilitará el trabajo de los creadores de efectos especiales al proporcionar un material natural que impacta como la más sofisticada de sus creaciones digitales