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Recorrido por La Oliva salvaje, divertida y monumental

La Oliva es uno de esos sitios a los que viajo ilusionada y deseosa de descubrir por lo que promete. Un lugar, sin temor a exagerar, perfecto y completo para disfrutar de un recorrido por su historia, su naturaleza salvaje, exquisita gastronomía y una increíble oferta deportiva y de ocio.

Más de veinte playas paradisiacas dibujan la costa de este municipio situado al norte de Fuerteventura. Finísima arena blanca y aguas transparentes pintan el litoral de intensos tonos turquesa en los que zambullirse, practicar surf, windsurf, buceo o pesca. Me recomiendan especialmente la playa de El Cotillo por su pintoresco pueblo marinero, orientado especialmente al turismo y famoso por el pescado fresco que capturan a diario los pescadores locales. Hacia el norte me sorprende un reconfortante paisaje, la playa de La Concha, protegida por un arrecife natural que abriga sus aguas para disfrute de los bañistas amantes de las aguas tranquilas.

Las dunas de Corralejo han sido declaradas nada menos Parque Natural por su importancia medioambiental. Hay que ir a verlas, son impresionantes. Su arena procede de conchas y moluscos pulverizados que cubren unos ocho kilómetros de sinuosa costa entre niveles que llegan hasta los cincuenta metros de altura. Me cuentan que en ellas se celebra el Medio Maratón Internacional de Dunas de Fuerteventura, y en noviembre el Festival Internacional de Cometas, beneficiado por los vientos alisios. Su exotismo propicia un plató natural, convirtiéndose en referente mundial para rodaje de películas y spot publicitarios, sobre todo en el kilómetro 21.

En frente se distingue la silueta de La Caldera, el volcán que formó la Isla de Lobos hace unos ocho mil años. También forma parte del Parque Natural de Las Dunas. Llego en barco en barco desde el puerto de Corralejo y observo que otros viajeros cruzan en su propia embarcación. Decido recorrer el islote en bicicleta. Está atravesado por senderos bien marcados y con indicaciones de los puntos de interés, aves y flora que no vemos de forma cotidiana, precisamente. Disfruto del paseo y descubro que el Islote es un lugar ideal para pasar un día de playa en sus preciosas calas brillantes. Sus fondos marinos son áreas de reserva submarina depositarias de una gran riqueza ecológica. Me resulta sorprendente que un lugar tan pequeño, de 4,5 kilómetros cuadrados, fuera tomado por los romanos para obtención de púrpura extraída de los moluscos. Los tejidos teñidos con este producto eran considerados objetos de lujo y distinción social en el Mundo Antiguo.

De regreso me entregan un folleto que despierta vivamente mi interés: «Rutas Teatralizadas para sumergirnos en la apasionante historia de La Oliva de la forma más auténtica, didáctica y amena«. Continúo leyendo: «Acompaña a Doña Sebastiana y Don Agustín en sus andanzas a través de los vestigios de los siglos XVIII y XIX: El Mueso de la Cilla, la Iglesia de La Candelaraia, La Casa de los Coroneles, el Centro de Arte Canario Casa Mané, y el Mercado de las Tradiciones, que serán los escenarios de este particular viaje en el tiempo«. Aquí pone que esta Ruta de los Coroneles se representa los martes y viernes, de 10,00 a 14,00 horas, desde la plaza de la iglesia, en español, inglés, francés y alemán.

Antes de ir, porque esto también hay que ir a verlo, me informo un poco. Los Coroneles de Milicias se convirtieron en auténticos señores territoriales durante los siglos XVIII y XIX. A su enorme poder se debe que el pueblo de La Oliva albergue estas singulares edificaciones. La Casa de la Cilla, antigua depositaria de los diezmos, alberga el Museo del Grano. La Iglesia de la Candelaria está declarada Bien de Interés Cultural (BIC). La Casa Mané acoge el Centro de Arte Canario que lleva su nombre, donde exponen artistas canarios contemporáneos. En la Casa del Coronel se ubica el Mercado de las Tradiciones; aquí se comercializan productos del sector primario y la artesanía de Fuerteventura. Por último, y la más conocida, la Casa de Los Coroneles; es el máximo exponente de la arquitectura civil de la Isla majorera. El conjunto está declarado Monumento Artístico Nacional y se destina a centro cultural. También alberga la exposición permanente que repasa el papel de los coroneles de milicias en Fuerteventura.

Tanto estímulo me despierta el apetito. Estoy en el sitio adecuado. En La Oliva existen más de cien restaurantes especializados en satisfacer los paladares más exigentes. Me pongo a buscar y encuentro ofertas de todo tipo, desde comida típica canaria hasta los platos más conocidos de la cocina internacional. En la costa los productos que se ofrecen parecen más ligeros que en el interior del municipio. Sus recetas te seducen con sabores naturales elaborados con productos de primera calidad. Productos bien conocidos en esta tierra, como son el queso de cabra y el pescado de anzuelo, también se adaptan a los nuevos tiempos convirtiéndose  en los elementos más sugestivos de recetas vanguardistas. Me reconforta encontrar también los tradicionales pucheros, los guisos de carne majorera y la carne de cochino hecha en fritura, junto con los ejemplares del mar que siempre han estado en nuestra mesa: meros, pulpo, morena, sargos, cabrilla o las deliciosas viejas.

No puedes venir a La Oliva dejar de visitar el Monumento Natural de La Montaña de Tindaya. Existe una ruta de poco más de dos kilómetros, con un recorrido de casi dos horas, de una dificultad calificada de mediana-baja. Para ascender hay que solicitar un permiso a la Consejería Medioambiente del Cabildo de Fuerteventura, aunque según me dicen el trámite también puede realizarse en la Tenencia de Alcaldía de Corralejo. Tindaya, con una altitud de más de 400 metros, tiene tres protecciones distintas: como espacio natural, zona arqueológica y por su valor geológico. Los podomorfos de Tindaya, inscripciones en piedra relacionada con la cultura bereber del norte de África, están declarados Bien de Interés Cultural (BIC).

A esta completa oferta de posibilidades para desarrollar nuestros sentidos, se suma que nos encontramos en el principal centro de vida nocturna de Fuerteventura. Corralejo presume  de un ocio nocturno más que apetecible con disco-bar, pubs británicos, discotecas, música en vivo y el refugio, que tanto se agradece, de los bares típicos.

 

 

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